jueves, 10 de noviembre de 2011

Estilo Rococó y Estilo Neoclásico

Estilo Rococó

  Interior de estilo Rococó del palacio de Gatchina, cerca de San Petersburgo, en Rusia. Se trata de una decoración graciosa y delicada, realizada principalmente en estuco o yeso, cuyos motivos decorativos de formas onduladas e iregulares tienden a cubrir todo el espacio.




 Utiliza un dibujo difuminado, colores suaves, aplicados con las técnicas del pastel y la acuarela, el tema es exótico y amoroso y es un retrato.




El Rococó es un movimiento artístico nacido en Francia, que se desarrolla de forma progresiva entre los años 1720 y 1740.
El Rococó se define por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros. Predominan las formas inspiradas en la naturaleza, la mitología, la belleza de los cuerpos desnudos, el arte oriental y especialmente en los temas galantes y amorosos. Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y las relaciones humanas, un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual.





Estilo Neoclásico

El término Neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar de forma peyorativa al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía, y que consecuentemente se habían transmitido a todos los ámbitos de la cultura. Sin embargo después de la caída de Napoleón los artistas no tardaron en cambiar sus ideas hacia el Romanticismo y el Neoclasicismo fue abandonado.



                                           El juramento de los horacios (Jacques-Louis David)
                                          
En él se representa el saludo romano, con el brazo extendido y la palma hacia abajo. El tema de la pintura tiene una perspectiva extrema  y neoclásica; más tarde se convirtió en modelo a seguir por futuros pintores. Aumentó la fama de su autor y le permitió mantener a sus propios estudiantes.








                                         

Reyes que aplican el despotismo ilustrado en sus gobiernos.

                                                       Carlos III De España



Carlos III en España, José I el Reformador en Portugal, Federico II el Grande en Prusia, Catalina II la Grande en Rusia y el emperador José II.
Todos ellos intentaron impulsar, en alguna medida, reformas en distintas áreas (educación, justicia, agricultura, libertad de prensa o tolerancia religiosa).
Pese a todo, y aunque tales regímenes supusieron cierto avance respecto a las tiranías despóticas, constituyeron sistemas de gobierno que todavía deben ser enmarcados en la concepción absolutista (en ningún caso democrática) del poder, en tanto que no supusieron ninguna delegación del mismo en órganos representativos. Por otro lado, la efectividad real de las reformas emprendidas por los déspotas ilustrados fue escasa y pocas superaron el estadio de simples medidas económicas.
En realidad, el déspota ilustrado sólo pretendía responder con sus actos al modelo de “hombre honesto” del siglo XVIII: intelectual, racionalista cultivado, amante de las artes y mecenas de los artistas, e innovador en materia política.

Biografia de Voltaire , Montesquieu y Rousseau

VOLTAIRE





Nacido en París el 21 de noviembre de 1694, François-Marie Arouet, de sobrenombre Voltaire, estudió entre los jesuitas del colegio Louis le Grand. Hijo de notario, pronto se dedicó a la escritura y al ensayo filosófico, inscrito su pensamiento en plena época y ambiente de expansión del movimiento ilustrado. Seguidor de la obra de Bayle, al que admira, su pensamiento se muestra racionalmente crítico contra lo que determina como "prejuicios". Así, su agnosticismo racionalista y espíritu independiente le llevan a atacar cuestiones fundamentales de su tiempo como el absolutismo y la superstición, por considerarlas alejadas de la razón y no sometidas al examen de la reflexión y el análisis. Su escepticismo religioso hay que inscribirlo en el deismo, doctrina según la cual Dios está presente en la naturaleza como entidad creadora y ordenante, aunque no en la historia, ámbito de desenvolvimiento del ser humano. Herederos de su pensamiento son Kant, Hegel, Saint-Simon o Marx.
Tras escribir la tragedia "Edipo", publicada en 1718, viaja a Gran Bretaña, conociendo allí a Locke y Newton. De nuevo en Francia publica en 1734 sus "Cartas filosóficas" y en 1764 su "Diccionario filosófico". También realiza aportaciones a la "Enciclopedia" de Bayle, Diderot y D´Alambert, recopilación sistemática del saber acumulado de la época en la que también interviene Rousseau. En 1759 publica su mejor obra filosófica, "Cándido", una obra sobre la idoneidad del mundo tal como lo conocen los hombres, el conformismo y la búsqueda de la felicidad. Su calidad estilística y profundidad de pensamiento será alabada por genios como Goethe. Las raíces de su pensamiento se hallan en pensadores de la talla de Spinoza o Bayle, a los que añade el refinamiento expositivo y el tratamiento satírico.
Autor teatral, entre sus obras cabe citar "Bruto" (1730) o "La muerte de César" (1735). También realizó escritos de tono satírico como "El templo del justo" (1733) o ensayos, como "Ensayo sobre las costumbres" (1756). Voltaire falleció en París el 30 de mayo de 1778.






 MONTESQUIEU



Nacido en La Brède, el 18 de enero de 1689, su nombre era Charles-Louis de Secondat, barón de La Brède y de Montesquieu. Criado en el seno de una familia noble, se formó en leyes, lo que le permitió posteriormente dedicarse al ensayo de corte político e histórico. Así, en 1721 hizo públicas sus famosas "Cartas persas", una reflexión crítica de la realidad francesa (sociedad, instituciones, religión, absolutismo) vista a través de los ojos de un joven persa residente en Francia.
Posteriormente, emprendió viaje por varios países europeos, como Alemania, Italia, Suiza e Inglaterra, tras el que publicó una reflexión de corte histórico y moral, siguiendo el estilo de los "Ensayos" de Montaigne: "Consideraciones sobre las causas de la grandeza y decadencia de los romanos".
Filósofo ilustrado, en 1784 publica su obra de mayor repercusión, "El espíritu de las leyes", en la que expone su teoría acerca de la existencia de un orden en el acontecer histórico y unas leyes que condicionan la actuación humana. Según Montesquieu, los códigos legales y las instituciones que rigen la vida de los pueblos tienen una estrecha relación con condicionantes de carácter cultural (costumbres, religión, etc) y natural (clima, geografía, etc). Las reglas que determinan el comportamiento de los hombres no son permanentes ni absolutas, sino que surgen y son modificadas según los contextos históricos y culturales, los tipos de gobierno y el carácter de la sociedad.
Su ideología política advierte la existencia de tres tipos posibles de gobierno: república, monarquía y despotismo, cada uno con sus propias normas y pautas de actuación. Para Montesquieu, la república debe gobernarse por el principio de la virtud, el amor a la patria y la igualdad. La monarquía se rige por el honor, mientras que el despotismo está gobernado por el terror. Desde este punto de vista, cada forma de gobierno se rige por principios distintos de los que derivan códigos legales y morales diferentes que condicionan los más variados aspectos del comportamiento de los hombres. La decadencia de los sistemas de gobierno se produce cuando los principios de gobierno no son debidamente cumplidos o sufren alteración, corrompiéndose todo el sistema de gobierno. De este modo, su análisis histórico encuentra un modelo de explicación racional del devenir de los pueblos y naciones.
Montesquieu critica la forma de gobierno que él mismo denomina despotismo, esto es, la sujeción de los individuos no a las leyes sino a la fuerza del gobernante. Encuentra contradictorio que el terror, principio que rige las formas de gobierno despóticas, haya de asegurar la paz y la seguridad de los gobernados, restringiendo su libertad.
Contra la república, participación de los ciudadanos en su propio gobierno, Montesquieu alega que es necesaria una excesiva implicación de los individuos en las tareas de gobierno y que la extensión del estado queda muy limitada. Pone como ejemplo de esta forma política a las ciudades-estado de la Antigüedad, y sitúa su decadencia y conversión en tiranías en el alejamiento de los asuntos públicos por parte de sus ciudadanos.
La tercera figura política, la monarquía constitucional, es para Montesquieu la mejor forma de gobierno, al reunir en sí misma las ventajas de la república y de las monarquías absolutas. En este sentido, Inglaterra constituye la representación gráfica de los postulados de Montesquieu. El reparto del poder del estado es necesario para evitar la acumulación en una sola mano que pueda ejercerlo de manera despótica. Para ello, debe dividirse en tres partes, cada una con una misión específica y diferente, que supongan un equilibrio y contrapesen la actuación de las demás. La división de poderes en tres (legislativo, ejecutivo y judicial) y su adscripción a instituciones diferentes es garantía, según Montesquieu, contra un gobierno tiránico y despótico. La fórmula propuesta es hoy plenamente aceptada por los regímenes democráticos, que basan en este esquema político sus planteamientos de gobierno.
Montesquieu falleció en París en 1755.



ROUSSEAU




Nacido en Ginebra (Suiza), a los dieciseis años huyó de su localidad natal tras pasar una infancia accidentada, instalándose en saboya acogido por un sacerdote. Más tarde se estableció en Annecy, tutelado por madame de Warens, quien le proporcionó una educación esmerada y ayudó en su aficción por la música. Tras una enfermedad grave, debió resider en Montpellier por un periodo de seis semanas para reponerse. A su regreso, fue preceptor en Lyon y contactón con Fontenelle, Diderot, Rameau y Marivaux. Pasó más tarde a ser secretario de madame Dupin y, tras conocer a D´Alembert, pasó a colaborar para la "Enciclopedia" redactando los artículos referentes al terreno musical. En 1750 fue premiado por la Academia de Dijon gracias a su "Discours sur les Sciences et les Arts". Tres años más tarde participó en la polémica entre la música francesa y la italiana, declarándose partidario de la segunda en "Lettre sur la musique".
En "Discours sur l´origine de l´inegalité parmi les hommes", de 1754, expuso un avance de su pensamiento, defendiendo la libertad del hombre frente a las instituciones sociales. Posteriormente, desarrolló su filosofía en "Julie ou la Nouvelle Héloïse" (1761), "El Contrato social" (1762) y "Emilio" (1762). Precursor del pensamiento democrático, su punto de partida es una crítica contra la ingenuidad del pensamiento ilustrado, especialmente en la labor que la Ilustración otorga a la cultura y el conocimiento como proveedor de bondad. Defiende que la cultura es una capa de convenciones y arbitrariedades que se superpone al hombre originario, esto es, natural, y que por tanto falsea y pervierte las condiciones superiores que el ser humano posee de manera intrínseca. La artificiosidad de las reglas forman la sociedad y el lenguaje de los diferentes pueblos, que niegan a los individuos la posibilidad de una realización plena como tales y pervierten su ser natural. Su consideración del ser humano como individuo cultural pone los cimientos de la etnología moderna, como señala Lèvi-Strauss. Su crítica a la sociedad contenida en "El Contrato social" provocó que la obra fuera prohibida desde su origen.
Personaje muy criticado, fue perseguido y hubo de sufrir permanentes cambios de residencia, viviendo en Gran Bretaña junto a Hume. En 1767 volvió a Francia y casó con Thérèse Levasseur, con quien tuvo cinco hijos. Escribió también "Confessions", una autobiografía que preconiza el movimiento romántico, y "Rêveries d´un promeneur solitaire", publicado en 1872.
Su hondura de análisis y capacidad de penetración le hacen uno de los pensadores más influyentes de algunas de las ideologías que más han influido en el siglo XX.

miércoles, 12 de octubre de 2011

6.Felipe III y Felipe IV

                                                                      Felipe III
Nacido en 1578, el hijo de Felipe II y de Ana de Austria. En 1582 se le designó heredero al trono, cargo que ocupó sucediendo a su fallecido padre en 1598. Ese mismo año contrajo matrimonio con la archiduquesa Margarita, hija del archiduque Carlos y de María de Baviera, nieta del emperador Fernando I. Su afición a la caza le hizo delegar el gobierno en manos de los validos, el principal de ellos el duque de Lerma, Francisco Gómez de Sandoval. Tradicionalmente se ha asignado a este rey y su valido una imagen de indolencia y dejadez hacia los asuntos públicos; sin embargo, sí que existieron algunas iniciativas emprendidas para reformar determinados ámbitos de la administración y de búsqueda de soluciones a los problemas de la nación, los más principales de ellos el deterioro de la paz interior, dificultada por las tensiones entre los distintos reinos; la caída del peso de España en el conjunto de las naciones europeas y la crisis institucional. En 1602 se realizó una visita para evaluar y conocer las deficiencias y problemas de la administración, demostrando la existencia de una amplia y generalizada corrupción funcionarial en el seno del Consejo de Hacienda. Se supo también de la deficiente organización de las instituciones, alguna de las cuales veían sus competencias poco o mal definidas, lo que provocaba recelos y una deficiente labor administrativa. Como solución, se fijaron nuevas ordenanzas para eliminar las competencias entre los distintos organismos que formaban el Consejo de Hacienda.
Por otro lado, se intentó solucionar el retraso en las actuaciones administrativas haciendo que el Consejo de Indias dictaminase en días separados los asuntos relativos al gobierno, la guerra, la hacienda y la justicia.
El final del reinado sucedió en medio de graves enfrentamientos con las Cortes, acaecidos por el control ejercido por éstas en las concesiones de servicios. Felipe III falleció en 1621.




                                                                  Felipe III a caballo


























                                                                     Felipe IV


Hijo de Felipe III y de su esposa Margarita de Austria, nació en Valladolid en 1605. En 1621 alcanzó el trono, tras la muerte de su padre.
Objetivo prioritario de su mandato fue restaurar el poder del trono, que había sufrido una merma considerable en el reinado anterior. Delegó su poder en el poderoso valido conde-duque de Olivares (1621-1643), con el fin de realizar un ambicioso proyecto de reforma que afectaba a buena parte de las instituciones. Su primera labor se centró en la Hacienda, en la que se intentó la recuperación de rentas enajenadas, el control sobre el gasto público, el ordenamiento y estructuración del sistema impositivo, etc.
En el ámbito económico, se intentó importar el modelo mercantilista holandés y se presentó el proyecto de la Unión de Armas, cuya finalidad era ordenar y canalizar los recursos provenientes de los territorios periféricos, necesarios para mantener un ejército capaz de hacer frente a los conflictos abiertos y, de paso, establecer la periodicidad y seguridad de las entregas a la Hacienda real. El proyecto de reformas se completó además con las medidas moralizantes propuestas por la Junta de Reforma, entre 1618 y 1622. En 1624 la ideología reformadora se plasmó en el Gran Memorial, cuyas grandes líneas de actuación eran la consecución de una monarquía de corte administrativo, dominada por la eficacia, y la racionalización de las acciones de gobierno, encaminadas ahora hacia el cumplimiento de objetivos y con criterios puramente ejecutivos.
Sin embargo, diversos problemas darán al traste con el proyecto reformador. La cantidad decreciente de oro que llega al puerto de Sevilla entre 1619 y 1621, la oposición de la Cortes a los cambios en los impuestos, la oposición de las regiones a la Unión de Armas y el enfrentamiento de los consejos al Conde-Duque y a sus juntas, todo ello incidió para declarar la primera quiebra de la monarquía en 1627, tras haber conseguido dos grandes victorias militares en 1625 (Bahía y Breda). Además, la intervención en Bohemia en 1618 y la no renovación de la tregua de Amberes (1621), viciaron la política exterior y supusieron un quebradero más de cabeza para el gobierno de Olivares.
La situación se fue tornando de dramática a desastrosa. A pesar del beneficio que en primera instancia supuso la quiebra.
Falleció el 17 de septiembre de 1665, dejando tras de sí una monarquía en profunda recesión y crisis y con su autoridad fuertemente cuestionada por nobles, ciudades y regiones.






Felipe IV





5.Arte del Renacimiento y Barroco

                                                                 El Arte Barroco

El término barroco ha sido utilizado en dos sentidos. En sentido restringido para hacer referencia al arte nacido en Italia a finales del siglo XVI y comienzos del XVII, y que durante todo este siglo se propagaría a toda Europa; y en sentido amplio, para designar y caracterizar todos los aspectos pertenecientes a la civilización y a la cultura europea de la primera mitad del siglo XVII (la ciencia, la política, la sensibilidad, la religiosidad, etc.). Nos interesa ahora desarrollar el sentido más preciso del término, aquel que se refiere al arte.
La primera característica del arte barroco es que se trata de un arte creado por la renovación católica frente al protestantismo. El Concilio de Trento justificó y alentó el culto a las imágenes y la representación de los misterios sagrados, para responder y hacer frente a las ideas iconoclastas y a la sobria estética protestante. En ese sentido, el Barroco sería el arte de la Contrarreforma. Pero, al mismo tiempo, la renovación tridentina impuso unos cánones estrictos en materia de arte religioso, de tal manera que con ello se pretendía reaccionar contra los gustos paganos propios del arte del Renacimiento. Esto condujo a la obligatoria separación de lo religioso y de lo profano en el arte del mundo católico.



                                    
                                                          Las Meninas (Velázquez)













                                                            El Arte del Renacimiento

El Renacimiento es una época de ruptura con el oscurantismo medieval, un período de renovación del arte y de las letras, de recuperación y de acercamiento a los clásicos, de restauración de la Antigüedad, de un uso novedoso de la razón en todos los campos del saber. Asimismo, el período se caracteriza por la aparición de un fuerte proceso de secularización de la vida política y por la presencia de una escuela de pensamiento nueva, el Humanismo.
La Biblia habla en muchas ocasiones del hombre nuevo, renacido. Cristo, Juan el Evangelista y san Pablo emplearon estas expresiones, como ya lo había hecho Isaías. No es de extrañar, por tanto, que los teólogos medievales hiciesen constantemente uso de los mismos conceptos, de tal manera que su empleo por los humanistas, que se hallaban dentro de la tradición cristiana, no constituyera ninguna novedad. No obstante, es importante destacar que los humanistas y los artistas de los siglos XIV al XVI, cuando empleaban esa terminología, fueron conscientes de poseer por vez primera un moderno sentido de la periodicidad histórica, esto es, tomaron conciencia de que entre la Antigüedad clásica y su propio tiempo hubo una larga etapa de decadencia de la literatura y el arte. En su tiempo, sin embargo, las letras y las artes habían recuperado el brillo de la Antigüedad, es decir, se había producido un fenómeno de restauración, de refloración, de vuelta a la luz. Tenían la certeza de que, pese a imitar a los antiguos, eran los primeros en descubrir que se hallaban ante algo nuevo. En definitiva, estaban viviendo un Renacimiento.




                                                    
                                                             La Gioconda (Leonardo Da Vinci)









4. La Reforma Protestante




Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia católica en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento de reformar la Iglesia cristiana buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador.
 Comenzó con la predicación del sacerdote católico agustino Martín Lutero. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia católica medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras.
La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias cristianas de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los tres grandes ramas dell protestantismo fueron  Luteranos,Calvinistas y Anglicanos, estos últimos debido al anulamiento del matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón, se proclamo cabeza de la iglesia de Inglaterra.





3.Carlos I y Felipe II

                      
                                                                            Carlos I  


                                                   
                                                                             Felipe II








Decir que los inicios de la Casa de Austria en España suponen un momento clave en la evolución histórica de nuestro país,  el siglo XVI fue importante respecto a lo que hegemonía y esplendor se refiere. Desde una perspectiva universal, sin duda, es éste un período en el que una de las novedades mayores  tuvo que ver con la constante y renovada presencia de la Monarquía de Carlos I y de Felipe II en todos los escenarios de un mundo que, precisamente, se encontraba en expansión respondiendo, en buena medida, a su impulso.
El siglo XVI, a escala internacional, lleva su impronta, aunque, de puertas adentro, la identidad de España como unidad política sea poco más que una entelequia, pues, de hecho, los Austrias Mayores gobernaban sobre un conjunto de múltiples territorios que, sin unirse entre sí, reconocían particularmente su dominio. La Monarquía se fue definiendo y adaptando a nuevas circunstancias mediante distintas formas de articular las partes con ese todo que representaba la Corona.
En el interior de los reinos de esa plural Monarquía Hispánica no siempre se estuvo de acuerdo con la renovada acción internacional que impulsaron Carlos I y Felipe II y que los llevó de las Guerras de Italia a la intervención en el enfrentamiento civil francés. En 1588 Felipe II envió la Armada Invencible a Inglaterra para deshacer el reinado de Isabel I pero las condiciones climatológicas se lo impidieron, este hecho marcó el principio de la decadencia de España.
El siglo XVI, en suma, aparece dividido entre lo particular de los reinos y lo universal del Imperio y la Monarquía, encerrando tantos esplendores como miserias, tantos conflictos como logros. Un siglo crucial, pese a sus paradojas, en el que la historia hispánica se unió a la de Europa de una forma que iba a determinar su evolución futura.                        







2.El Descubrimiento de América

                                       Cristóbal  Colón en la corte de los Reyes Católicos





La madrugada del 3 de agosto de 1.492 parte del puerto de Palos Cristóbal Colón al mando de tres naves y unos noventa hombres, con el objetivo de encontrar una ruta occidental hacia las Indias. Tras hacer escala en Canarias, ponen rumbo al Oeste.
Parten  tres naves, dos carabelas y una nao, con provisiones para un año. La Pinta era de Gómez Rascón y de Cristóbal Quintero. 
La Niña era de Moguer, propiedad de Juan Niño y llamada realmente Santa Clara, y fue sufragada por los paleños. Era quizás el barco de mejor condición marinera.
La Santa María, alias la Gallega, era de Juan de la Cosa, natural de Santoña pero vecino del Puerto de Santa María. Colón, quien la capitaneaba, la fletó aprovechando que estaba en Río Tinto en misión comercial. Era muy pesada y "no apta para el oficio de descubrir", en palabras del mismo Colón.
Los tres eran barcos bien aparejados, de construcción sobria y adecuado equipamiento. La marinería la componían personas de todo tipo y condición y eran pagados por los Reyes Católicos en especial por la reina Isabel. 

No eran personas de armas sino marineros, vestidos con un blusón de caperuza, un gorro de lana y descalzos. Van también oficiales reales, cirujanos, calafates, toneleros, cocineros, carpinteros, un escribano que debía levantar acta de las tierras descubiertas y un intérprete, Luis Torres, que hablaba árabe y hebreo
A las dos horas después de la media noche del 12 de octubre de 1491, por fin apareció la costa. Era una isla llamada Guanahaní. Con la luz de del día, bajaron a tierra Colón y algunos hombres. Enseguida Colón efectuó la ceremonia formal de la toma de posesión de la dicha isla en nombre del Rey y la Reina, sus señores. Aunque Colón no lo sabía, acababa de descubrir un Nuevo Mundo.








1.Los Reyes Católicos

 
                                             
  Isabel y Fernando (Los Reyes Catolicos)


Isabel, hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal, y Fernando, hijo de Juan II de Aragón y de Juana Enriquez, contrajeron matrimonio, el 19 de Octubre de 1469, entre fuertes oposiciones a este. Despues de varios conflictos relacionados con Isabel por su autoproclamación, Fernando participó en las luchas a favor de su esposa Isabel y a partir de esta fecha se produjo la unión dinástica de Aragón y Castilla y el comienzo del reinado conjunto, siguiendo los acuerdos que se habían firmado en 1475 en la concordia de Segovia por los que ambos monarcas mantenían su igualdad en lo tocante a Justicia, moneda y expedición de privilegios, pero reservaba a Isabel la fidelidad de los tenedores de Castillos y las cuestiones de Hacienda. Este matrimonio ha sido considerado como el punto de partida de la unidad y de la grandeza de España.
El primer objetivo de los nuevos monarcas fue el de restablecer la autoridad real para lo cual se sirvieron de una poderosa organización la Santa Hermandad creada en 1476 que era una especie de policía judicial que perseguía a los perturbadores del orden. También constituyeron el Consejo Real que sustituía a las Cortes y nombraron corregidores para controlar las ciudades y vincularon la dirección de la Mesta al Consejo Real.La siguiente misión era concluir la reconquista en el reino nazarí de Granada lo que consiguieron en 1492.La paz interior y la buena organización del reino permitieron que las arcas reales se llenaran y con ellas se acometieran nuevas empresas como el apoyo al almirante genovés Cristobal Colón que descubriría América en 1492, aportando riquezas para el reino y un fuerte expansionismo exterior.El éxito de la guerra antimusulmana y la presión de los confesores de la reina indujeron a los Reyes a unificar la religión de sus súbditos por lo cual en 1492 se procedió a expulsar a los judíos y los mudéjares granadinos, obligados a convertirse.La Reina Isabel murió en 1504 y aunque dejaba como regente de la heredera al trono, Juana I, a su marido Fernando el Católico, la nobleza castellana no lo apoyó por lo que éste marchó a sus estados de Aragón. De este modo quedaba encargado del gobierno de Castilla Felipe de Austria, el Hermoso.